El chavo-ruco es hoy por hoy uno de los miembros más indispensables en los círculos sociales de todas las personas. Casi todos tenemos a ese amigo que cuando le dicen “señor” o le hablan de “usted” opta por tomar el gesto como el más grave insulto que su persona pudiera jamás escuchar. Sin embargo los años pasan y no en balde, por lo que es momento de repasar algunas maneras de descubrir si pertenecemos a este selecto grupo.
Precaución: El chavo-ruco en cuestión puede estar leyendo esto justo ahora.
1.- Cuando estás jugando con tus niños o los de alguien más, te involucras demasiado en el juego. Al grado de que no sueltas el control del Nintendo, sí Nintendo, porque eres esclavo de la nostalgia.
Y ya sabes que cuando juegas con niños, “deberías” dejarlos ganar… pero de verdad no quieres hacerlo.
2.- Genuinamente disfrutas de una película con clasificación AA o A, y no sólo la ves por llevar a los niños al cine. Sino que sientes a los personajes.
3.- Eres parte de (al menos) una fanaticada de algo que comúnmente es considerado “infantil”.
¿Viste el especial de dos horas de Dragon Ball Super? Nosotros sí.
4.- Y quizá incluso tengas algunas figuras de acción u objetos coleccionables para probarlo…
5.- Te uniste a practicar algún deporte porque te recuerdan a tus “días de gloria”.
Pero ¿A quién le importa? al menos el chavo-ruco se divierte y eso es lo que realmente importa.
